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jueves, 14 de abril de 2016

Ransom Riggs y El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares. La isla de los niños raros


 
Últimamente, los estantes dedicados a literatura juvenil llaman mucho la atención. Las cubiertas son cada vez más llamativas (seguramente, para competir entre unos lectores muy acostumbrados a lo visual) y las contraportadas intentan incluso atraer el interés de un público más amplio. Y cuando los escaparates no son suficientes, la adaptación cinematográfica ayuda a que algún que otro título se haga más conocido. En el caso del libro de Ransom Riggs ha funcionado, porque pese a haber sido editado hace algunos años, el trailer de la película me sorprendió bastante. Por la  historia, por contar con Eva Green como protagonista…y por no tratarse de una nueva saga sobre sociedades distópicas y chavales que lideran la resistencia.

 


Lo que más destaca a primera vista de El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares son las imágenes que lo acompañan: porque es raro para un libro para ese rango de edad, y porque no se trata de ilustraciones, sino de fotografías antiguas. El autor las coleccionaba, y junto a unos aportes extra, más alguna que otra retocada para concordar con la historia, le sirven de soporte. En este caso, son las fotos que el abuelo del protagonista guarda como parte de su infancia en una isla donde él y otros niños se refugiaron de la guerra. Y sobre la cual contaba miles de historias a su nieto, Jake, acerca de niños con toda clase de habilidades extrañas. Con el tiempo este las consideró como fabulaciones para entretener a un nieto, hasta que su muerte en extrañas circunstancias le lleva a sospechar que estos podrían ser reales, y otras criaturas más peligrosas también. En un viaje a Inglaterra intentando descubrir quien era verdaderamente su abuelo, Jake encuentra el hogar de Miss Peregrine, un lugar congelado en el tiempo donde todos aquellos niños con alguna capacidad extraña viven a salvo del mundo exterior. Pero este retiro no es solo para protegerse de los humanos corrientes, sino de otros seres monstruosos que fueron los responsables de la muerte de su abuelo.

 

A nivel visual, la mayor novedad es el uso de las fotografías: gran parte de los trucajes de principio de siglo, fotografías costumbristas o algún ensayo artístico sirven de inspiración para crear a los personajes y sus habilidades extrañas.  E incluso las tomas de estudio con un pequeño retoque sirven para inventar el trasfondo de uno de los monstruos. El aporte es toda una curiosidad y es bastante entretenido, aunque solo sea por la simpleza de imaginar qué podría haber detrás de una foto de principio de siglo un poco extraña.

 


El argumento también es una mezcla muy variada de muchas ficciones: los niños con características extrañas, el recelo de la gente normal, la isla congelada en el tiempo donde sus habitantes no envejecen e incluso una sociedad de seres fantásticos con sus propias normas, desconocida para los humanos corrientes. Según van saliendo en las páginas, hacen pensar en Razas de noche de Clive Barker, en Peter Pan de J. M. Barrie e inevitablemente, en Harry Potter, porque no falta tampoco un protagonista que desconoce que es distinto y único. En algunos casos, funciona bien, porque toda la parte referida a los niños “peculiares” (porque aquí en ningún momento emplean la palabra monstruo), casi es una versión para todos los públicos, y bastante mejor planteada, de la novela de Barker. En otros casos, resulta una concesión propia de los tópicos de la literatura juvenil: el protagonista tiene que ser especial, tiene una trama romántica  que le dará muchos quebraderos de cabeza y en realidad, toda la novela está planteada como la primera parte de una saga, sin que la trama avance más allá de presentar a los personajes y las características de su mundo.

 


En este caso, el principal defecto es la intención de ofrecer unas normas específicas para este universo. Inicialmente, lo variado de las características de los personajes (desde niñas que levitan hasta niños invisibles) se explica con una simpleza muy adecuada para justificar personajes que a veces son extraños, y a veces grotescos: no todos los seres humanos son iguales. Algo también muy apropiado cuando se hace una historia de criaturas fantásticas, sin más: los monstruos, y todo lo que parece surgido de la imaginación, no tiene por qué tener sentido. Pero que se estropea en muy poco tiempo, estableciendo una serie de reglas sobre los poderes de determinados personajes, el funcionamiento del lugar en que se mueven, y sobre todo, el origen de los monstruos antagonistas. Quizá el contar con unas criaturas con unas bocas enormes y unos tentáculos habría quedado mucho mejor si no diera una explicación tan meticulosa de sus motivaciones y procedencia.

 


En cambio, cuenta con otros detalles interesantes, que compensan bastante bien los tópicos anteriores. Las características de algunos personajes, aunque sean positivos, resultan a veces grotescas, y en algún momento se hace referencia a cómo tuvieron que abandonar a las personas normales por miedo o rechazo de estas. Incluso uno de los personajes, pese a contarse entre los protagonistas, presenta un carácter un tanto sádico y un poco siniestro, algo en lo que por desgracia, no profundizan mucho pese a ser un buen aporte, entre tanto secundario bienintencionado y plano. Y las referencias a los efectos que puede tener en ellos la falta del paso del tiempo es quizá el mejor de todos: el que estos vivan una y otra vez el mismo día, sugiere que pueden estar a salvo, pero que también la soledad y la imposibilidad de crecer haga mella en sus personalidades. De hecho, el desenlace, además de la entrada del segundo tomo, supone precisamente la ruptura con el bucle en el que habían permanecido hasta entonces.

 

El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares no supone ninguna novedad: las influencias se reconocen con facilidad, y no faltan tampoco los giros habituales en la narrativa para jóvenes adultos. Por suerte, estas están bien adaptadas en su mayor parte, y al menos, me ha animado para ver la próxima película.

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