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jueves, 29 de octubre de 2015

Terrorificamente muertos (1987). Secuela, remake, y origen de todo un personaje.



Pese a no haber tenido una aparición en cine desde 1992, y, a diferencia de Freddy Krueger o Jason Vorhees, no tratarse de un villano, Ash ha sido, el héroe de la serie Evil Dead y un personaje tan popular como los primeros. Además, gracias tanto a su carisma como a su aparición en otros formatos, su popularidad se ha ido manteniendo hasta que el estreno de una secuela, en forma de miniserie, se hizo oficial. Carisma y personalidad que curiosamente, no fue hasta la segunda entrega de la serie cuando esta empezó a perfilarse.

 


El título en español de Evil Dead 2 se olvida de numerar secuela y de parecerse en lo más mínimo a su original inglés. En su lugar opta  por anunciar bien claro lo que la película va ofrecer además de dar a entender que la cosa, a diferencia de la primera, Posesión infernal, no va demasiado en serio. Esta plantea de una forma muy rápida lo que sucede en la cabaña donde Ash y su novia van a pasar unos días. Esta, donde se había alojado un arqueólogo que intentaba traducir un antiguo libro de invocaciones, se ha visto rodeada por todo tipo de demonios quienes en muy poco tiempo dan cuenta de sus víctimas. Cuando la hija de este llega a la cabaña, lo único que encuentra es a un Ash enloquecido tras matar a su novia poseída y a una criatura monstruosa encerrada en el sótano. La única posibilidad de salvarse es terminar de traducir el libro y recitar el encantamiento necesario para detener a los demonios.



Los primeros minutos de la película parecen, en apariencia, bastante acelerados: da la impresión que al guión le falta tiempo para poner a los personajes en la cabaña y ante el macguffin del libro, y que empiecen a salir demonios, zombies y casquería cuanto antes, hasta que aparecen los siguientes personajes. La explicación es que en realidad, esas secuencias son casi un remake de la primera película, y aquí viene a pasar de una forma muy resumida, con algunos cambios, lo que se contó en esta. El resultado, pese al poco tiempo que en apariencia dedican a crear atmósfera y presentar a los personajes, es muy curioso y casi acertado teniendo en cuenta el montaje, que no da descanso a la hora de incluir un monstruo y una situación de tensión una detrás de otra.

 


Esta especie de remake del primer guión hace que más que una secuela, pueda verse de forma independiente, además de aportar otro cambio importante: frente a Posesión infernal, concebida como una película de terror al uso, esta incluye una gran cantidad de humor. Pero no macabro, sino muy enloquecido y salvaje: el protagonista, más que verse amenazado por demonios, es insultado, vapuleado y zarandeado de un lado a otro, al igual que el resto de secundarios quienes parece que no pueden acabar convertidos en zombie sin estamparse previamente contra algo. En cierto modo, es casi como un dibujo animado, donde la violencia se plantea de una forma exagerada y cómica, y donde  toda la sangre y tripas de la película no aparecen como algo horrendo, sino como una versión de las persecuciones que podían salir en los cortos de Tex Avery planteadas de una forma más extrema, pero sin perder el punto de comicidad que caracterizará a la saga,y especialmente al personaje, a partir de entonces.

 


Además del giro hacia la comedia, el aporte clave del guión es el cambio y caracterización de su personaje principal. Frente al protagonista más serio y víctima de la situación de la primera película, Ash (Ashley J. Williams para más señas) va convirtiéndose en un principio, en una víctima muy pupas, muy parecida al Coyote de los dibujos, para terminar con un carácter más heróico, pero también muy chuletas y  humorístico, hacia el desenlace y que se irá explotando muchísimo más en la secuela y en las apariciones posteriores en comics o videojuegos. Esto también se debe en parte al trabajo de Bruce Campbell, quien es capaz de pronunciar las frases de su personaje con un gran desparpajo además de demostrar un repertorio inacabable de caras de susto, levantamiento de cejas y ojos desorbitados.

 


Con el tiempo, y mucho sentido del humor, Campbell ha acabado por hacer suyo al personaje, de forma que casi es imposible plantearse a un nuevo Ash que no fuera el, pero que también hace que, vista hoy, la película se note que depende muchísimo de este como protagonista: aunque los primeros minutos sean demasiado rápido, por la intención de replantear la historia inicial, el resto de personajes que aparecen en ella se quedan en poco más que víctimas para que el héroe tenga problemas hasta el desenlace, o bien, aportar el detalle necesario para el final. De los cuatro que aparecen, poco más se sabe de ellos y poco menos hacen que correr, ser poseídos o, qué coincidencia, saber lo suficiente del libro como para ofrecer una solución a la trama.

La falta de personajes que no sean víctimas no hace de Terroríficamente muertos una película menos válida. Precisamente su gracia es esta, la de ser una comedia de terror, con más énfasis en el terror, donde no se cortan, que en el humor, también muy exagerado y de comic, y donde además de ser capaces de plantear una historia terrorífica en un escenario muy pequeño y aparentemente poco ambicioso, sirve en cierto modo como comienzo para una saga y uno de los personajes más queridos y bocazas del género fantástico. Aunque esto último en el fondo, también es parte del encanto de Ash.

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