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lunes, 17 de agosto de 2015

My Name is Bruce (2007). Campbell, el héroe a su pesar


Bruce Campbell se ha convertido en un personaje. O al menos, en parte: además de sus trabajos en tv más serios, está su imagen ficticia. Una imagen muy ligada al personaje de Ash en Evil dead, el héroe un tanto torpe, no muy espabilado, pero asombrosamente bocazas y capaz de acabar con un ejército de zombies gracias a una motosierra y una frase ingeniosa. Papel que, tanto por el carisma del personaje como los rasgos del propio actor, entre el tupé y su famosa barbilla (que recuerda un montón a las ilustraciones de los héroes pulp), no duda en explotar en otras películas de corte más cómico o paródico. Donde lo mismo es capaz de interpretar a un Elvis Presley anciano enfrentándose a una momia en Bubba Ho Tep y que semejante invento funcione, a directamente, interpretarse a si mismo y salvar a un pueblo de los monstruos como hizo tantas veces en el cine.

 

En My Name is Bruce, Campbell interpreta a Bruce Campbell…pero uno muy distinto del Ash que le dio fama: vive en una caravana y sus  trabajos consisten en películas de serie Z. Cuando un chico aficionado al cine de terror le pide que libere a su pueblo de un espectro, este acepta creyendo que se trata de otra película de segunda. Pero esta vez los cementerios, las maldiciones y los fantasmones sí son reales, aunque para desgracia de Bruce, el héroe Ash es solo un personaje.



Lo primero que salta a la vista es que es una película unicamente para los fans de Ash y Bruce Campbell: todos los chistes giran en torno a sus personaje, el creado para la historia, y sobre el cine de serie B y Z. Encima, él es también director y productor, con lo que el título le va bastante mejor que el Posesión Demencial que tradujeron para España.

 


Esto hace que el guión, en realidad, sea un conjunto de chistes hilados, de una forma bastante fluida, pero chistes sueltos a fin de cuentas: no es una parodia del cine de terror en general, ni de una saga concreta, sino sobre los fans, aunque de una forma un poco absurda, y sobre todo, de las capacidades de su protagonista para poner muecas y hacer gags muy gestuales. El referente más cercano sería el de Army of Darkness, la tercera de Posesión infernal que se reconoce al momento en secuencias como las del protagonista saliendo por piernas al mayor peligro para después volver y cumplir como héroe. Y especialmente, por la cantidad de diálogos que citan a la mínima oportunidad. El resto del guión tiene muy poco contenido, porque todo lo relativo a la narración, o a que tenga un poco de coherencia, ha quedado algo olvidado a favor del componente cómico. Aunque el comienzo es bastante bueno, con un número musical sacado de la manga que ya hace pensar que la película no es otra cosa que una broma para los fans, el desenlace queda bastante confuso. Y eso es un fallo bastante grande en una producción con tan pocas pretensiones: a última hora se marcan dos giros repentinos de los que no se sabe si querían ser un guiño referencial, o si directamente, no sabían como terminar la película y el chascarrillo.

 


En cambio, otros aspectos están bastante más cuidados: uno de los más visibles es todo el atrezzo y el vestuario de los personajes, que se reconoce enseguida como los detalles típicos de las películas de bajo presupuesto. El aspecto del pueblo y el cementerio, con esa pinta de decorado de exteriores (bueno, seguramente ayudó que el presupuesto fueran cuatro perras) y el monstruo que sirve de punto de partida es practicamente un tío con una careta, que se limita a salir muy de cuando en cuando entre diálogos de otros secundarios. Y sobre todo, los vestuarios de los extras, donde todo parece bastante pasado de moda  y muy parecido a la ropa que podrían llevar los actores de una película de finales de los ochenta o principios de los noventa. Aunque, esta vez, el papel de adolescente realmente lo interpreta alguien de no más de 16 años, en lugar de un tipo de 21 con camiseta de Evil Dead.

 


Pese a apoyarse principalmente en las secuencias cómicas, estas son un poco irregulares. No llega a ser una comedia buena dentro de lo friki, pero sin duda es mejor que cualquier cosa que saquen los hermanos Wayans. Durante la primera parte se basa en todos los gags posibles sobre la idea de un actor venido a menos: las películas de tercera, los fanboys, los delirios de grandeza del protagonista, todo muy exagerado y sin faltar ni una de estas situaciones. La comedia de tortazos está bastante presente, cosa que también era muy propia de Army of Darkness, pero situaciones de humor absurdo, como los cantantes del principio y el intermedio, o detalles como el que el monstruo sea el Dios de la Guerra y Protector del Tofu. Gran parte de estos gags cuentan con la aparición de Ted Raimi, que aquí se harta de hacer cameos de todo tipo: de manager, de pintor italiano porque sí, de chino y hasta de director de cine. Cosa que en realidad, no tienen sentido, pero en el fondo, tienen gracia, aunque sea de un modo un poco tonto. Como la mayor parte de la película. 

 

My Name is Bruce es en realidad, una broma. Un guiño a los seguidores de Posesión Infernal y la personalidad exagerada de su protagonista, pero que en realidad se queda un poco en un chascarrillo puntual, algo para ir haciendo boca de cara al estreno de Ash vs. The Evil Dead. Aunque, gracias a un diálogo puntual, aciertan de pleno en una cosa: Bubba Ho Tep es una película mucho mejor.

2 comentarios:

satrian dijo...

Por mucho que adore a Bruce Campbell y su estilo, esta película no pasó el corte.

Renaissance dijo...

A mí me parece que si entonces era una película rodada muy de broma, hoy no pasa el corte: se han hecho guiones con chistes referenciales mucho mejores, y esta descansa mucho en Bruce Campbell y Ash como personaje.
De momento tengo todas mis esperanzas puestas en Evil Dead...espero que no me decepcionen o se me cae un mito.

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