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jueves, 26 de febrero de 2015

Wyrmwood (2014). ¿Qué tendrán que ver los zombies con la velocidad?


Australia es un país lleno de cosas interesantes: de allí vienen Nick Cave y más recientemente Sia. También inauguró una moda de películas postapocalípticas tras Mad Max y es la patria de Guy Boothby, el creador del Doctor Nikola y su gato Apolyon (un científico pulp y su dignísima mascota). Y solo allí se pueden encontrar animales como el ornitorrinco, que después de los gatos, debe ser el más fabuloso que ha visto la naturaleza. Pero el cine de zombies también ha hecho su aparición por allí, hace una década con Undead, y más recientemente, con una película que mezcla un montón de elementos de serie B con otros típicamente australianos.

 

Wyrmood comienza de una forma bastante potente: un hombre cuenta cómo una noche ve una lluvia de meteoritos tras la cual, su hermano se convierte en zombie. Su compañero le responde unicamente: “esta mañana tuve que matar a mi mujer y a mi hija con una pistola de clavos. No sé como convertirlo en una historia”. Este, junto a otros dos supervivientes, se han quedado solos en un mundo donde los muertos caminan, la gasolina, por algún motivo, ya no funciona, y donde solo ellos parecen ser inmunes a la infección. A Barry, el protagonista, debe encontrar a su hermana, que desapareció poco después de avisarle que algo estaba pasando. Y puede que no le quede mucho tiempo para encontrarla, porque esta se encuentra encerrada, junto a otros supervivientes, en una sala donde un científico se encuentra bastante ocupado sacando muestras de sangre y unos cuantos cerebros a cuantos tienen la mala suerte de ir a parar a su laboratorio.




A esta película la han promocionado como Mad Max con zombies, y tampoco va mal encaminado: no recurre a la ambientación postapocalíptica de la original sino a una más cercana, pero la estética es un homenaje directo a esta: las armaduras que los personajes empiezan a lucir a los pocos minutos de metraje, los coches reconvertidos a vehículos blindados con ferretería casera, y especialmente, toda la trama de la gasolina que no funciona, que menos por lo de servir como referencia a esta película, queda un poco innecesaria.

 


Los guiños no se quedan en una sola, porque sin ser tan directos, esta se sirve de muchos arquetipos y situaciones propios de la serie B, siendo muy consciente de ello: los personajes hablan durante todo el rato de zombies tal cual, sin recurrir a los sinónimos que se oyen en series y películas serias. Y los meteoritos y los cometas han causado grandes estragos desde El día de los trífidos hasta Night of the Comet.  Las secuencias del científico loco, inquietante, absurdo y grimoso a partes iguales, sería imposible plantearlas si la historia pretendiera ser una aproximación al cine de zombies más dramática. E incluso cuenta con un par de referencias algo más serias, con una explicación sobre el término “Wyrmwood” que recuerda mucho a la dada por George Romero en Zombie, y una aproximación a uno de los personajes, que, junto a la primera aparición del protagonista, resulta menos ligera que lo que se podría esperar. Lástima que estas últimas pierdan efecto debido a la inclusión de unos cuantos momentos demasiado cómicos que no terminan de funcionar.


Es precisamente la parte cómica la que peor se lleva. La mayor parte de esta consiste en explotar tópicos australianos: además de un montón de “mates”, “oi!” casi todos los personajes cuentan con una actitud muy despreocupada hacia los zombies que intentan comérselos todo el rato que..bueno, lo cierto es que esta última sí resulta bastante graciosa. Aunque en la última parte, donde deciden explotar demasiado el tema, ralentizando el desenlace con una pelea a puñetazos que, exceptuando lo de incluir otro tópico gracioso sobre los australianos, solo sirve para que este se alargue para mal.

 


También abusan un tanto de la intención de divertir sin más y de los tópicos de la serie B para descuidar un tanto el guión. Cosa bastante errónea porque todo esto no debería implicar que no se molesten en darle un poco de coherencia interna al argumento. Este está en muchos casos muy pillado por los pelos. ¿Qué hay zombies? Es cosa de la lluvia de meteoritos ¿Qué la gasolina no funciona? Pues será cosa de los meteoritos también ¿Qué hay un tipo con pinta de desquiciado haciendo experimentos sádicos sin más objetivo que dar grima y poner en peligro a un personaje? Hm…eso no lo habíamos pensado, solo nos pareció divertido. Pues es por encontrar una vacuna. Contra algo. Se supone.

También hay que decir que han exprimido al máximo un presupuesto que se nota muy ajustado, y pese al cual, se las han arreglado para que les quede una película con una factura muy correcta y bastante profesional (aunque a ratos se notan las limitaciones. En Multiopticas venden lentillas blancas de carnaval menos cantosas que las que usaron para los zombies). El reparto sigue en el mismo estilo: este se limita a hacer lo que puede, hay momentos en que los secundarios parecen clones unos de otros por los parecidos entre sí, y practicamente el personaje de Brooke, la hermana del protagonista, es la que resulta más solvente, al menos a la hora de caracterizarla.

 


Lo cierto es que, a pesar de esas situaciones un poco cogidas con pinzas y con ese exceso de humor que tiene a ratos, Wyrmwood es una película muy divertida. No se ha planteado con otra intención que la de entretener, no complicarse demasiado y no dar descanso al espectador, sea a base de situaciones increíbles o de estereotipos que reconocerá cualquiera al que le guste el género. Pero a mí este Mad Max con zombies me ha hecho mucha gracia…y creo que no le puedo pedir más que eso.

 

 

 

 

 

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