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jueves, 19 de febrero de 2015

Horns (2014). Un asesinato, una acusación, y un demonio. O tal vez no tanto


La última película de Alexandre Aja fue una de esas películas que, sin pretender reventar taquillas, era una de las más esperadas en el género fantástico. Y tenía sus motivos, al estar basada en una novela de Joe Hill, y con nada menos que Daniel Radcliffe volviendo a protagonizar una historia sobrenatural desde La mujer de negro. Además, las fotos promocionales con este caracterizado en su papel eran de lo más prometedoras.

 

En un principio, estas parecían algo chocantes para el punto de partida de la historia: Ig Perrish es acusado de asesinar a su novia, y pese a que él asegura ser inocente, todas las pruebas parecen estar en su contra. Incluso su propia familia, que no duda en considerarlo culpable. Una mañana descubre que de su cabeza surge una cornamenta que va creciendo gradualmente. Pero no solo nadie parece sorprenderse de su presencia, sino que estos provocan que quienes los vean no duden en expresar tranquilamente sus mayores secretos e incluso llevar a cabo lo que no se hubieran atrevido. Rodeado de gente que no duda en contar las mayores barrabasadas posibles, pelearse entre ellos e incluso perder fuego a un local, Ig descubre la ventaja que supone su nueva situación: solo tiene que encontrar a quien verdaderamente asesinó a su novia y la confesión llegará sola.




Sería un error ver esta película esperando una de terror al uso. En realidad esta podría verse más como una tragedia romántica con tintes fantásticos, en la que lo sobrenatural aparece de forma inesperada: no llega a explicarse el por qué de lo que le pasa al protagonista y sus poderes, pero las referencias están claras. Las menciones al diablo, a los ángeles caídos, y a la educación cristiana de los personajes dan una idea general de lo que sucede, sin que sea necesario que esta sea coherente o suponga una explicación completa. Pero en ella siempre está presente ese componente trágico, y que recuerda un poco a algunas obras clásicas, con el protagonista que parece condenarse tras maldecir a Dios por lo que ha perdido, y, en una de las mejores secuencias de la película, rodeado de serpientes y con un tridente (o, bueno, una horca), identificado ya con la figura de un ángel caído.

 


Es imposible que no haya ciertas dosis de humor, aunque en realidad muy breves y desaparecen a medida que la trama se centra más en resolver el enigma principal. Pero las confesiones que los secundarios hacen al protagonista, donde lo mismo comentan que les gustaría quemar su negocio y cobrar el seguro, o rayar el coche de su ex, son puro humor negro. Algunas buscan más la comedia, como las del principio, pero posteriormente se vuelven mucho más interesantes al servir para mostrar elementos negativos de la sociedad y de cualquier crimen mediatizado: la persecución de los medios de comunicación, los testimonios inventados, e incluso, la falta de confianza en la propia familia.

 


Con estos componentes, la película resulta interesante, sobre todo al considerarla más un drama romántico y disfrutar con las referencias a ese tipo de literatura. Pero exceptuando estos, la forma de desarrollarla es lo que más falla. No sé como sería en el libro de Joe Hill porque no lo he leído, pero los flashbacks para presentar la infancia y relación entre los protagonistas, algo importante para comprender la trama, es, a ratos lenta, a ratos excesivamente pastelosa, y a otros ratos, parece sacada de un capítulo de Aquellos maravillosos años. Esta parece necesaria para incidir en la historia de amor de los protagonistas y como determinará los acontecimientos posteriores, pero con el resto de personajes, no ayuda demasiado. O más, bien, con el papel de la novia del protagonista: una cosa es idealizarla, y otra, que esa idealización llegue al extremo de ser Mary Sue. Ella es taaan perfecta, taaan abnegada, que la mitad de los personajes acaban enamorados de ella, a veces en los momentos más inadecuados, y que en más de una ocasión, al público le entren ganas de tirarla al río. Especialmente al comprarla con el segundo personaje femenino de la historia, que además de servir para descubrir las habilidades de los protagonistas, es uno de los que más compasión despierta…y del que me hubiera gustado que mostraran un desenlace positivo.

 


En conjunto, el planteamiento en cuanto a lo sobrenatural de la historia es interesante, y cuenta con momentos bastante buenos e incluso cómicos, pero la forma de resolverlo, y especialmente, lo excesivamente simple e idealizado de la trama romántica y dramática, hace que resulte en algunos momentos un tanto aburrida. Con todo, es una opción interesante para ver género fantástico menos ambicioso, y más simple,  lejos de todos los efectos especiales y despliegue de  medios que salieron durante ese año.  

2 comentarios:

Liliana Fuchs dijo...

No tenía ni idea de la existencia de esta película, y eso que el punto de partida me intriga... Probablemente sea porque tengo algo personal contra Daniel Radcliffe y cualquier noticia sobre él la ignoro, y me da rabia por si me pierdo pelícuals interesantes... Lo de la trama romántica me echa un pelín para atrás, pero igual le echo un ojo.

Renaissance dijo...

Yo había oído hablar de ella bastante en páginas tipo horrormovies, que están mucho al tanto de producciones más pequeñas. Es toda una curiosidad, aunque la trama romántica es la que peor aguanté. Esos personajes femeninos tan perfectos y sin mácula son condenadamente aburridos. Y aporreables.

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