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lunes, 23 de junio de 2014

Six String Samurai (1998). Rockeros, artes marciales, desiertos postnucleares...y más.


Hay películas tan descabelladas que uno se pregunta cómo pudieron salir adelante. Muchas de estas se ganan un número importante de seguidores gracias a su originalidad y al haberse apartado por completo de lo que puede verse en un cine corriente. Pero sigue siendo difícil imaginar cómo alguien, a finales de los noventa, consiguió financiar un guión sobre un rockero que recorre un desierto apocalíptico para reclamar el trono del fallecido Elvis en Las Vegas. Y lo cierto es que fue una suerte que esta consiguiera llevarse a cabo. 


Six String Samurai presenta, con una introducción muy breve y tirando de texto (que no hay presupuesto para gastarlo en explosiones), cómo en 1957 los soviéticos invadieron Estados Unidos. Lo único que ha quedado es  la ciudad de Lost Vegas, donde Elvis ha reinado durante los últimos cuarenta años. Pero ahora ha muerto, y muchos rockeros atraviesan el desierto para enfrentarse por el trono. Incluso la propia Muerte, que no duda en acabar con cualquiera que se cruce en su camino. Uno de ellos, al que llaman Buddy (colega en inglés. Aunque entre las gafotas y el traje, se reconoce perfectamente a Buddy Holly) recorre ese mismo camino junto a un niño huérfano que a su pesar, lo sigue a todas partes. El viaje, lleno de bandas de trogloditas, caníbales y un batallón perdido del Ejército Rojo, no será fácil. 



Por lo visto en argot, se refieren como "gato" a la gente molona. Esto va camino de convertirse en la mejor película de la historia. 

Sobre el papel, la premisa parece no tener ni pies ni cabeza ¿Cómo va a tener un mínimo de coherencia semejante chorrada? Pues lo cierto es que funciona, y muy bien, pero para eso, hay que entrar en la historia olvidándose de su absurdo. En realidad, está tan bien narrada que el ver a un tipo vestido de rockero de los cincuenta, armado con una katana, practicando artes marciales y recorriendo el desierto hasta enfrentarse con la Muerte, resulta divertido. Esto funciona porque en cierto modo, todo es bastante paródico, pero rodado y presentado de una forma tan seria y dramática, que esta resulta muy sutil y en ningún momento se trata de una comedia abiertamente. Aunque cuenta con momentos verdaderamente cómicos.



En realidad el material no es original de todo, sino que la película está planteada a partir de muchas referencias: esta es Mad Max, El lobo solitario y su cachorro, es la Trilogía del Dólar de Sergio Leone, las películas de kung Fu, el New Vegas de Fallout y hasta El mago de Oz. Esto no quiere decir que se dediquen a copiar y pegar secuencias directamente, sino que sus situaciones, personajes y ambientación recuerdan a ella de forma muy discreta. Y en ningún momento quieren resultar graciosos abiertamente, sino que secuencias como una persecución de coches que no van a más de 15 km/h se toman tan en serio a sí mismas que acaban resultando hilarantes, sin romper  el tono tremebundo e irónico de la película.



Estas referencias no se quedan en el cine, sino que muchos personajes son dobles de personas reales, pero presentados de forma que pueden reconocerse perfectamente, sin mencionar en ningún momento quienes son. Entre ellos, los más reconocibles son Buddy Holly y Slash de Guns n Roses, gracias a las gafas de pasta y el sombrero alto.  Además, la mayoría de la banda sonora se compone de temas rockabilly, mezclados con tonadillas rusas, gracias a la banda The Red Elvises. Que también tienen un cameo al principio.  


Estos efectos especiales me han recordado al Doctor Who de los setenta....snif...

Es curioso que en una película con un punto de partida tan de ciencia ficción apenas tenga efectos especiales, pero a estos los han sustituído lo original del guión y la inventiva a la hora de caracterizar a los personajes y presentar escenarios. El desierto y cuatro restos de edificios sirven perfectamente para que nos creamos que viven en un desierto postapocalíptico, como pasó en Mad Max. Y el tema del vestuario lo han arreglado directamente metiéndole la tijera a todos los trajes que encontraron, arrastrándolos un poco por la arena, y poniéndole a los mutantes de turno unas bolsas de basura. Creo que desde los disfraces hechos en las clases de 4º de EGB no había visto tanta creatividad a la hora de hacer algo que realmente funcione…y lo cierto es que aquí dan perfectamente el pego. Quizá, también, porque con una ambientación tan imposible y divertida, se es mucho menos exigente con el tema de la credibilidad.


Con unas situaciones que son casi de lo más divertido que se ha rodado en los últimos veinte años, es difícil que todo pueda mantenerse hasta el desenlace. Y es aquí donde acaban un poco perdidos: se nota que invirtieron más tiempo en el desarrollo y haciendo que el espectador disfrutara de la película, porque al final parecen haberse quedado sin soluciones y recurren al mismo deus ex machina de El mago de oz y al final abierto a todo tipo de interpretaciones…pero con lo que me ha gustado, y especialmente, con la originalidad que han demostrado, voy a tomarlo como una referencia que no ha funcionado tan bien como el resto. Porque esta se ha convertido a partir de ahora en una de las cosas más originales y simpáticas que he visto en mucho tiempo. 

2 comentarios:

Liliana Fuchs dijo...

O_o

Definitivamente, me ha llamado muchísimo la atención. Apuntada queda, esto no me lo puedo perder!

Gracias por descubrirnos joyas como esta ;)

Renaissance dijo...

Yo había oído hablar de ella, pero por ahí se fue quedando...La verdad es que es simpatiquísima, me encanta encontrar este tipo de películas.
De nada, yo también las disfruto :)

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