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jueves, 15 de mayo de 2014

El viyi. Un cuento de terror de Nikolai Gogol y sus versiones


Hay algunas historias, que quizá por breves, por raras o por sorprendentes se quedan en la memoria. Incluso cuando estas pertenezcan a un autor que por su temática, uno no vuelve a acordarse de él. Esto fue lo que pasó con el Viyi, un relato escrito por Nikolai Gogol. El responsable de Almas muertas y Taras Bulba escribió una historia muy breve, en la que un seminarista de Kiev se veía obligado a velar durante tres noches el cadáver de una joven.

 La narración no sería diferente de otras piezas realistas del autor, si no fuera por un detalle: la persona por quien debe rezar el protagonista es una bruja, y durante tres noches, esta resucitará y lo atormentará junto a todo tipo de monstruos y a una criatura llamada viyi, que es la única capaz de traspasar la protección que hasta entonces, lo había mantenido a salvo.



El cuento, además de breve, tiene un carácter costumbrista muy marcado. Este se plantea desde el principio como algo que le fue narrado al escritor y que cuenta como tal, procurando reflejar en todo detalle la vida de los estudiantes del seminario, la manera de hablar de los campesinos, de los cosacos y la forma de ver la religión. En cambio, no se prodiga especialmente en la parte fantástica: las descripciones son muy escuetas, y las mañas de la bruja y las criaturas que la acompañan, se narran de forma esquemática y que para el lector pueden resultar desconcertante, muy propia de la mitología popular.



El Viyi tuvo su adapción cinematográfica, al menos, dos donde se reconoce directamente. Mientras la última versión opta por un guión con más acción, reparto internacional y el tomar el original solo como inspiración, la película de 1967 adapta de forma muy fiel el relato. Tan fiel que casi es una traslación literal, donde prácticamente no se añade nada. Al menos, a nivel de guión. Porque lejos de quedarse en una película sosa, o demasiado mimética con el texto, esta traslada en imágenes lo que Gogol escribió, dándole un estilo muy propio. La primera parte, se plantea de una forma muy teatral, dependiendo sobre todo de los diálogos y de la presentación de tipos populares. Teniendo en cuenta lo breve del material, de haberla extendido más de lo necesario, habría hecho que se convirtiera en una película insufrible, o más aburrida de lo que uno recordaba. Pero los 75 minutos escasos que esta dura hacen que cada secuencia y diálogo se sigan con interés.



Es la segunda parte, donde entra de lleno en el género fantástico, la que despliega la mayor cantidad de inventiva. Se trata de un caso donde la falta de medios evidente se olvida enseguida gracias a una secuencia donde se aprovecha todo lo disponible en cuanto a efectos artesanales: a través de un montaje con superposiciones, figurantes con caracterizaciones muy básicas e incluso un monstruo de papier maché, son capaces de crear un escenario que  en ningún momento hace pensar en cutrez y sí en los dibujos del Bosco. Todavía no he visto la versión nueva, pero me da la impresión de que esta va a estar muy lejos de lo artesanal y entrañable de los vampiros y hombres lobo que atormentan al protagonista en esta película.

En España el Viyi también tuvo su adaptación, al menos en la radio. A lo largo de tres entregas, esta se narró en el radioteatro Historias, junto con extractos de otras obras de Gogol e incluso un epílogo para el cuento, ambientado en la época actual, añadido por Plans, que es bastante peculiar.

2 comentarios:

José Miguel García dijo...

El relato es estupendo, y la película, entrañable. Las escenas fantásticas de las tres noches que el seminarista pasa encerrado con la muerta son inolvidables, sobre todo la última y más fastuosa. Y es verdad que la primera parte de la película, más "realista", no se hace en absoluto pesada, como podía parecer.

Por cierto que este relato es acreditado como la base del guión de la genial película de Mario Bava "La máscara del demonio". Aunque luego no tengan casi nada que ver, fuera de algunos nombres de los personajes...

Renaissance dijo...

Precisamente lo que más me llamó la atención, más que la preciosa recreación de la secuencia final del viyi, fue la sencillez con la que recoge la vida de los cosacos y los seminaristas. Completamente dinámica, cómica, y que en ningún momento se hace pesada.
Había leído que la película de Bava era una versión muy libre..también hay una película rusa llamada Vedma que sería una continuación del Viyi, pero el tráiler me hizo salir corriendo.

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