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lunes, 20 de enero de 2014

El proyecto de la bruja de Blair (1999). No te lleves la cámara al bosque




A finales de los noventa, pocos estrenos causaron tanto revuelo como El proyecto de la bruja de Blair. Lo que comenzó como una página web anunciando una película montada con cintas encontradas en el bosque, consiguió que la gente hiciera cola en los cines para poder ver conocer la historia de la desaparición de tres estudiantes y la leyenda sobre un bosque habitado por una bruja. Esta no era más que la edición de varias cintas, de calidad variable, en las que mostraban como los protagonistas eran incapaces de salir del bosque y cómo eran acechados por algo que no llega a salir en las cámaras. No había efectos especiales, pero muchos espectadores la vieron convencidos de la veracidad de la historia. Lo cierto es que lo de hacer pasar una ficción por realidad era algo que ya habían hecho a finales de los setenta con Holocausto Caníbal, pero fue con la bruja de Blair con la que se aprovechó todo el potencial del boca a boca y del uso de Internet que empezaba a generalizarse. Después del revuelo fue cayendo en el olvido, como casi todo lo que depende del marketing viral. Y el que no me haya acordado de ella hasta que la encontrara el sábado por la tarde en La Sexta 3, lo demuestra.



El conjunto de cintas conocidas como El proyecto de la Bruja de Blair corresponden al documental que un grupo de estudiantes de cine pretendían rodar en Maryland. Según contaba la leyenda local, una mujer fue condenada y asesinada por brujería hace varios siglos. Años después hubo varios sucesos que terminaron de dar a la zona su fama entre los habitantes: desde la aparición de varios cadáveres dispuestos de forma extraña, hasta un asesino de niños que a finales de los años cuarenta vivió en una cabaña en ese mismo bosque. Lo que empieza para los protagonistas como una recopilación de entrevistas y metraje de las localizaciones, se convierte en el rodaje de cómo se pierden en un bosque desconocido. Incapaces de encontrar el camino de vuelta, sospechan que no están solos: durante la noche se escuchan ruidos, y unas figuras hechas de palo empiezan a aparecer alrededor de su tienda. Idénticas a las que se relacionaron con la leyenda de la bruja.




En su momento, una película como esta resultó muy rentable: el metraje alterna entre el color de la videocámara y el blanco y negro del material más profesional. Y el 99% del metraje consiste en tres tipos en el bosque que practicamente van conociendo el guión según ruedan. Las secuencias en plena oscuridad van aumentando según la película avanza, y con ellas, el movimiento de cámara frenético que unos años después sería marca de la casa en este género. Nunca queda claro que es lo que pasa, más allá de los ruidos, los palitos, y que los protagonistas se pasan media película corriendo de un lado a  otro. Las hipótesis se sostienen gracias a la mitología creada por y para la película, que con su éxito fue desarrollándose en todo tipo de merchandising: desde cómics hasta una serie de libros similares a Pesadillas de R. L. Stine, orientados al público juvenil.


¡¡Un palo!! ¡¡Es un palooo...!!

Todo esto, que en su día funcionó a la perfección, no va también después de 13 años: muchas partes del guión no se sostienen como deberían, especialmente la situación de los personajes perdidos en el bosque (muchos lumbreras señalaron entonces que lo más lógico habría sido seguir el río, y no dar vueltas como pollos sin cabeza. Malditos campistas).  Como todo lo que tiene fama, sea Matrix, el señor de los Anillos o Star Wars, también es parodiable hasta la náusea. Y una película con un rodaje tan sencillo contó con copias de la confesión de Heather en todo tipo de medios, incluída una de las primeras Scary Movie. También es cierto que la avaricia rompe el saco, y aunque toda la mercadotecnia fuera rentable en su momento, su abuso, y sobre todo, una segunda parte mala con avaricia hicieron que el interés se apagara. El reparto, que aparecía con sus nombres reales, tuvo carreras bastante normalitas, con muchos papeles breves en series y poco reconocibles. Solo encontré a Josh Leonard en una película muy de serie b, sobre un manicomio, que también habían echado en la tele hace cuatro o cinco años.


Si no recuerdas esta imagen es que estuviste hibernando del 2000 al 2002

Al haber desaparecido todo el barullo y fama que acompañó su estreno, es interesante poder ver El proyecto de la Bruja de Blair de nuevo, teniendo en cuenta solamente lo que ofrece su guión y, aún con los defectos de este, disfrutar simplemente de una historia muy sencilla, que no cuenta con nada más que con el miedo de sus personajes. Y que en cierto modo, adelantaría muchos elementos que vendrían después y que serían parte de la cultura popular, como Paranormal Activity o los creepypastas. Bueno, y que encontrarse de nuevo con algo que en su día removió a los medios de comunicación con una cosa tan sencilla, también es bastante divertido.



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