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jueves, 15 de agosto de 2013

Wild Cards I. Que no cunda el pánico, esto no va a retrasar Vientos de Invierno



Hace poco salió a la venta un nuevo título con el nombre de George RR Martin en la portada. Ocupado como anda en Poniente, no es que haya hecho una pausa y se pusiera a escribir otra cosa, sino que se trata de un proyecto de relatos de varios autores en el que él solo actúa como editor.



Aunque estas antologías lleven dando vueltas unas cuantas décadas, gracias al éxito de Martin en España es cuando se han ido publicando. La cosa tiene truco, porque en el primer volumen él solo se ha encargado de un relato del primer volumen, y mucha gente tiene más ganas de Vientos de Invierno que de historias de mutantes y virus espaciales. Tampoco es para ponerse nervioso, ¿es que no han visto la portada? ¡Tiene pilotos! ¡Y dirigibles! ¡Con ese dibujo se vende solo!

Lo cierto es que su presentación pulp también tiene truco, porque el mundo de Wild Cards es de todo menos heróico e inocente. Su punto de partida puede serlo, pero el desarrollo, no: en 1947, una nave espacial se estrella en Estados Unidos. El maltrecho alienígena, idéntico a los humanos excepto por su mal gusto a la hora de vestirse (tal cual), ha sido enviado con la intención de probar un virus que causa mutaciones en el ADN, de forma completamente desconocida. Sus efectos lo mismo podrían crear un superhombre que matar a su víctima a causa de deformidades que hagan imposible la vida.

 
Es como un cruce entre el Doctor Who y un árbol de navidad

Aunque el Doctor Taquión, como se le conoce en la tierra, no tuviera intención de llevarlo a cabo, el virus es robado y extendido en el país, con sus desastrosas consecuencias: en el día Wild Card, nacen los Ases, gente a la que el virus le proporciona poderes que no desentonarían en un comic, y los Jokers, aquellos quienes han sido deformados o mutados haciéndoles imposible la vida con la gente normal. Esto último, porque la sensibilidad con los que eran distintos en los años cincuenta tampoco es que estuviera muy lucida, por lo que a lo largo de las décadas, los Jokers, recudidos a vivir en un guetto, tendrán que luchar por sus derechos y defenderse de las agresiones. Los Ases, en cambio, vivirán sus primeros días de gloria como equipos de élite, para acabar cayendo en plena era McArthy y su caza de brujas, empezando a resurgir como héroes unos años después.

El mundo de los Wild Cards se describe a través de una antología de relatos que, aunque independientes entre sí, están entrelazados como si fueran los capítulos de un libro, al narrar lo que sucede en los distintos años, y especialmente, al contar con ciertos personajes que serán claves en el desarrollo de los acontecimientos de la historia: el Doctor Taquión, el grupo de superhéroes conocidos como Los Cuatro Ases, Croyd Crenson, la víctima del vírus cuyos poderes y características mutan con sus períodos de hibernación, irán apareciendo a lo largo de los distintos cuentos.



El tono de las historias tiende a ser bastante oscuro, también. Si bien las características de los Ases y los Jokers podrían recordar a los mutantes de Marvel, estos están mucho más marcados por las actitudes y formas de pensar típicas de los años cincuenta y sesenta, y por tanto, a ser mucho menos heróicas y sí más deprimentes. Todas sus actuaciones están marcadas por las distintas opiniones del público, de la presión política, y los relatos protagonizados por los Jokers…bueno, si ser un As no implica un final feliz, para estos pobres desgraciados las cosas van a ser todavía peor, por lo que las simpatías del lector acabarán del lado de estos. Y cuando el poder de uno de ellos consiste en comunicarse con los gatos, todavía más por motivos obvios.

Este tono va evolucionando según la época en la que transcurran, algo normal teniendo en cuenta que son varias décadas de diferencias y algunas tan encontradas como los años cincuenta y el Verano del Amor. Lo más llamativo es encontrar un homenaje a Miedo y Asco en Las vegas que sucede en Jokertown, o una versión, con más humor negro, de las comedias de los ochenta en las que podía pasar de todo en una sola noche.


 
Y yo me quejaba que mi calle era un asco...

¿Y el relato de Martin? Como era de esperar, este transcurre en los momentos más bajos del mundo de los Wild Cards, en pleno barrio de los Joker y con el doctor Taquión hecho una verdadera ruina. Pero también, y viniendo de un tipo que ha dedicado los últimos seis años a asesinar a nuestros personajes favoritos, está lleno de esperanza y llega a ser uno de los más optimistas del libro.

Wild Cards no llega a tener un final concreto, sino que termina en una época determinada y con un segundo volumen, algo más corto, en el que el papel de los Ases y los Jokers irá variando a lo largo de los años. Me pregunto si en algún momento a alguno le dará por hacerse supervillano….

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