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jueves, 31 de enero de 2013

Silent Hill Revelation (2012). A Sean Bean no lo matan, solo lo secuestran


No es difícil que una película de terror tenga una secuela, por muy cerrado que el guión de esta haya parecido. Lo que sí es más extraño es que pasen más de cinco años entre el primer estreno y la segunda parte, pero teniendo como título e inspiración a un videojuego tan popular como fue Silent Hill, siempre hay la posibilidad de seguir aprovechando la historia.



Seis años después de la primera película de Silent Hill aparece su segunda parte, a la que subtitulan Revelación y no se cortan en añadir al título la referencia al 3D. En este caso, continúan la historia de su predecesora, en la que una madre debe entrar en una ciudad envuelta en humo y cenizas, con la que su hija adoptiva lleva años soñando. El lugar parece ser una especie de purgatorio donde hay todo tipo de monstruos y se encuentran prisioneros el grupo de fanáticos que hace años, quemó a una niña acusándola de brujería, y de la que la hija de la protagonista es nada menos que una parte de ella. La película terminaba con un final un tanto abierto en el que ambos personajes parecían haberse quedado en esa especie de limbo, por lo que sorprende en esta segunda parte encontrarse a la hija, ya adolescente, y a su padre adoptivo, mudándose continuamente de ciudad y siendo perseguidos por miembros de una secta que intentan devolverla a la ciudad.



La explicación a esto es bastante sencillo, y se resuelve con un par de flashbacks: la historia continuaba un poco después del final de la primera parte, con la protagonista devolviendo a su hija al mundo real gracias a un artefacto (que no recuerdo si encontraban o no porque vi la película hace años) a costa de quedarse ella en Silent Hill. A los sectarios en todo este tiempo se les ha ocurrido que la mejor forma de hacer volver a la nueva protagonista a la ciudad es secuestrando a su padre, de modo que esta acabará recorriendo la ciudad, esta vez acompañada por uno de sus habitantes, y siendo perseguida por los monstruos que viven en ella y por un grupo de fanáticos que, a vista de lo que sucede por allí, ni ellos mismos deben tener bien claro lo que quieren.



Las películas de Silent Hill se ven principalmente por su estética: son de esos casos en los que la historia tiende a ser un tanto simple, centrándose en una trama de búsqueda y resolver enigmas, y siguiendo las bases del videojuego, con algo de carga dramática y muy relacionada con la imaginación y el carácter de algunos personajes. En ambas la trama principal consiste en encontrar a un ser querido y sacarlo de un lugar peligroso, y, especialmente en la primera, las criaturas y los escenarios son un reflejo de los miedos y la rabia que la parte negativa de la protagonista guarda contra los habitantes de la ciudad. No solo la ciudad está cubierta de niebla, sino que aparece en determinadas situaciones quemada hasta los cimientos, y los edificios que se mantienen en pie son manicomios o parques de atracciones siniestros (en el caso de la primera parte, una escuela primaria y un hospital, bastante malrolleros ellos). La mayoría de criaturas están sacadas del videojuego, y tanto Cabeza de Pirámide como las enfermeras zombie se reconocerán enseguida. Probablemente, el poder ver un escenario completamente enfermizo, y unos monstruos que recuerdan directamente al Hellraiser de Clive Barker, será lo más interesante y lo más disfrutable para los aficionados a la estética macabra.


Ni ella misma tiene claro lo que quiere hacer con su secta

Aún ganando por el lado de la estética, esta segunda parte parece estarse contradiciendo todo el rato. Tratándose de una continuación directa de la primera, cambian por completo la trama anterior, convirtiendo a un grupo de fanáticos religiosos que ven brujería donde no la hay, a la típica secta de película de terror, con sus sacrificios y su fijación por encontrar a su mesías. Hasta ahí, vale, pero estos sectarios no tienen mucha idea de lo que quieren hacer con sus vidas: por un lado, quieren acabar con la maldición que los tiene atrapados en una ciudad-purgatorio, pero también quieren intentar una vez más invocar a quien quiera que sea que están adorando y…llega un momento en que lo mejor es olvidarse de toda la gente y disfrutar la película por sus escenarios y bicherío.


...Y sigue sin cerrar la boca

El desarrollo también falla bastante, porque en los noventa minutos que dura, resulta un tanto atropellado: puede que se conociera ya la historia de los personajes, y que la vuelta de la protagonista a Silent Hill tenga sentido, pero la forma de incluir al segundo personaje, y especialmente, las conversaciones que ambos mantienen, son un tanto ridículas: desde ponerse a hablar nada más conocerse sobre la diferencia entre sueño y realidad, a decidir acompañarla al sitio más peligroso del mundo de golpe y porrazo. Tratándose de un personaje que realmente viene de esa ciudad no parece tan precipitado, pero la forma que tienen de incluir la explicación, sí lo es.


Sean Bean, tras ver un guión en el que no se muere

Los actores son bastante competentes, y más teniendo en cuenta los que han contratado: nada menos que Malcolm McDowell haciendo un cameo, Sean Bean haciendo de padre de la protagonista (casi no lo reconozco al no llevar cota de malla) y, desde el estreno de Juego de Tronos, a Kit Harington, que sigue sin ser capaz de tener la boca cerrada en ninguna escena y que desde la última vez que lo ví al final de su serie más conocida, se ha puesto un pelín fondón.

Sin tener en cuenta que Silent Hill parecía pensada como una película sin continuación, esta secuela es bastante inferior: no solo tiene que sacarse el motivo de continuación de la manga, sino que reescribe practicamente todo lo que sucedió en la primera parte, es atropellada y depende demasiado del impacto que causen las secuencias terroríficas. Pero tampoco es mala del todo: en la hora y media que duró, es entretenida, y conociendo tanto el tema del videojuego como la película anterior, se la acaba valorando también por el trabajo que hayan invertido en la creación de escenarios y monstruos, que sí es bastante bueno.

2 comentarios:

satrian dijo...

A mí la primera me gustó sobre todo la atmósfera, esta me parece que ni por John Snow y su padre la veo :P

Renaissance dijo...

La primera también, por la estética. El argumento era bueno aunque no me guste el tema de los fanáticos religiosos. Esta es más de entretenimiento y para ver el combate entre Cabeza de Pirámide y el Bishop.

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